La aplicación de la hipnosis clínica en el tratamiento del dolor (2ª parte)

TÉCNICAS HIPNÓTICAS EN EL MANEJO DEL DOLOR

 

El empleo de la hipnosis mediante sugestiones específicas para el dolor es beneficioso porque, además de favorecer el control del dolor, se ha comprobado que aporta ventajas añadidas:

 

  • Facilita la distracción de las sensaciones de  dolor
  • Favorece el manejo de la ansiedad
  • Supone una mejora del sueño y  de la calidad de vida general del paciente
  • No presenta efectos secundarios ni otros riesgos
  • La autonomía del paciente se verá incrementada.

 

La operativa general en el tratamiento con hipnosis clínica de cualquier tipo de trastorno o problema, suele ser siempre similar, con diferentes fases formales establecidas que señalamos a continuación:

 

  • Fase Pre-inductiva: es la fase previa a la hipnosis en la que se evalúa la receptividad hipnótica del sujeto y se aclaran mitos y concepciones erróneas sobre la hipnosis.

 

  • Fase de Técnicas de Inducción Hipnótica: en esta etapa se modifican ciertas características del sujeto con el fin de aumentar su receptividad a las sugestiones que vamos a administrarle.

 

  • Fase de Administración de sugestiones específicas: modificación de respuestas cognitivas, fisiológicas o motoras que son el objetivo de la intervención mediante “metáforas sugestivas” adecuadas al paciente.

 

  • Fase Posthipnótica: Aprendizaje, mantenimiento y generalización de las respuestas obtenidas en consulta, mediante instrucciones posthipnóticas y/o autohipnosis.

 

La efectividad de la hipnosis dependerá del tipo de técnicas hipnóticas y el tipo de sugestiones empleado, que variará según las características del  paciente y la descripción de su experiencia de dolor, ya que el tratamiento con hipnosis es útil para modificar tanto el componente sensorial del dolor como componente afectivo.

Señalaremos en este espacio, algunas de las técnicas sugestivas más utilizadas para el control del dolor:

  •  Anestesia: las sugestiones hipnóticas pueden producir una percepción de anestesia y hacer que una zona del cuerpo se vuelva insensible a las sensaciones, incluida la del dolor, como si la administración de un anestésico local hubiera bloqueado la transmisión neural en esa región. Esta experiencia se trata de un fenómeno más complicado que otros de conseguir en comparación con otras técnicas y que dependerá de la sugestionabilidad del paciente.  Un ejemplo de esta técnica es el guante de anestesia, que consiste en conseguir sensaciones de entumecimiento en una de las manos, para que la mano esté anestesiada y poder utilizarla como un guante de anestesia, con el que tocar las zonas del cuerpo que duelan y conseguir que queden anestesiadas.
  •  Disminución directa de las sensaciones: ésta es una técnica muy sencilla para reducir el dolor. Las sugestiones se centran en la disminución de la intensidad del dolor. Podemos proponer que baje el “volumen”, “la intensidad”, el “color”, “tamaño y forma” de su dolor…Las metáforas para bajar el volumen, reducir la intensidad, atenuar la viveza y enfriar el calor son más efectivas cuando encajan en la fenomenología del paciente sobre la intensidad o cualidad de su dolor. Ejemplo de esta técnica podría ser la sugestión de “la radio”, en la que el dolor es como una radio en la que debe bajar el volumen al dolor para ir reduciéndolo.
  •  Sugestiones con símbolos: en función de la descripción del dolor del paciente, se pueden utilizar metáforas que el propio paciente ha expresado en consulta. Por ejemplo, si el dolor es “como si me clavaran un montón de puñales”, se le puede sugerir cómo poco a poco los puñales van apretando cada vez menos hasta convertirse en pequeños dedos que masajean.
  •  Sustitución sensorial: consiste en el empleo de la sugestión para reemplazar las sensaciones de dolor por otras, que es preferible que no sean placenteras, si no, más tolerables que las originales. En este proceso, el paciente siente molestias menos intensas. Por ejemplo, podemos sustituir las sensaciones dolorosas por otras menos negativas, como presión, calor, vibración…
  •  Desplazamiento: si el dolor está localizado podemos desplazarlo de un área del cuerpo a otra (el dolor en un brazo, por ejemplo, se tolera mejor que el dolor de muelas) en la que se tolere mejor.
  •  Distracción: se le sugiere al sujeto en hipnosis que realice tareas mentales (cálculo, recitar listas de cosas…). Este tipo de sugestión es útil en el dolor agudo, sobre todo durante intervenciones médicas.
  •  Disociación: provocar una disociación del dolor supone continuar percibiendo el dolor, pero éste ya no ocasiona sufrimiento. Esta técnica se suele usar cuando el paciente está inmovilizado (encamado o durante una intervención) y consiste en sugerir un cambio del lugar y situación donde se encuentra la persona.

 

 

En dolor crónico, los pacientes aprenden a responder a las sugestiones y generalizar después la sensación de analgesia y comodidad fuera de hipnosis. Para ello, se les sugiere mientras están en hipnosis y han logrado su objetivo de generar analgesia, que asocien esta sensación con alguna palabra, imagen o frase o señal (por ejemplo, cerrar el puño de la mano dominante), indicándoles que en cualquier momento en que sientan dolor, piensen en esa clave o ejecuten esa señal (apretar el puño) para conseguir la misma sensación de analgesia y calma que en hipnosis.

 

La Autohipnosis es un método muy eficaz para incrementar la independencia del paciente y para que la mejoría del dolor sea duradera y desde nuestro punto de vista, imprescindible para favorecer la independencia y mejorar las expectativas de autoeficacia y resultado del paciente.

Consiste en aprender el procedimiento hipnótico mediante claves que proporciona el terapeuta con la finalidad de poder entrar y salir de hipnosis de forma autónoma siempre que el paciente lo desee, para, en este caso, poder reducir y controlar su dolor, pudiendo autoadministrarse las sugestiones dadas en consulta con el mismo resultado. Casi todos los pacientes pueden aprender el método de forma sencilla para crear un efecto analgésico durante períodos de tiempo cada vez mayores. Hay que tener en cuenta, que inicialmente, es una técnica que exige esfuerzo, pero su destreza aumentará con la práctica. Es recomendable, realizar un seguimiento clínico para revisar dificultades puntuales que puedan surgir en su aplicación.

 

 

Para concluir, hemos de señalar que la Hipnosis Clínica, aplicada dentro de un marco terapéutico cognitivo-conductual, es una herramienta potente en la reducción y eliminación del dolor, aunque, como hemos señalado, una buena evaluación del paciente y su problema, nos ayudará a seleccionar las técnicas hipnóticas más adecuadas y forma parte indispensable del proceso de intervención.

 

 

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