¿Qué es la dependencia emocional en las relaciones?
La dependencia emocional es la necesidad extrema de carácter afectivo que una persona siente hacia su pareja, o en diferentes relaciones como las de amistad o familiar. Podemos llamarlo “adicción del amor”.
Una de las palabras que más la caracteriza es la “necesidad”.
Existen dependencias útiles, por ejemplo: la dependencia de los niños hacia los adultos o depender de un cirujano en una operación. Depender es algo que se aprende desde que nacemos, que ayuda a nuestra supervivencia, mediante el llamado “apego” (primeros vínculos afectivos). Aprender a depender es esencial para el desempeño de la vida adulta, saber recibir y aceptar ser cuidado. Si este aprendizaje no sucede, pueden aparecer sentimientos como “no sentirse seguro, querido o valorado.” Este aprendizaje, duarante la infancia, puede ser crucial para el desarrollo de dependencia en el futuro, puesto que el apego ansioso – ambivalente (no confianza en cuidadores, sentimiento de inseguridad, angustia ante la separación, necesidad de aprobación de los cuidadores…) y la sobreprotección de los padres, se relaciona con la dependencia emocional en adultos. Por tanto, durante nuestro desarrollo, es esencial aprender a ser autónomos en ciertas situaciones. Que nuestra seguridad y estabilidad dependa de algo o alguien en situaciones que no lo requieren no nos suma, solo nos limita a largo plazo, aunque nos proporcione un falso bienestar inmediato.
Crear una relación dependiente significa entregar el alma a cambio de obtener placer, seguridad o un dudoso sentido de autorrealización, depositando en ella nuestra felicidad, por tanto, sacando la felicidad de nuestro control.
Las relaciones afectivas podemos situarlas en un continuo que va de un extremo: ausencia de sentimientos y compromiso hacia otras personas y la dependencia hacia estas. Ambos extremos pueden ser causa de malestar.
El objetivo es situarnos lo más próximo al centro posible, es decir, ser capaces de desarrollar el deseo y sentimiento de amar al otro, sin llegar a necesitarlo. La necesitad te esclaviza, la preferencia te libera. Soltarse de la dependencia nos permite ser nosotros mismos, ser libres y disfrutar de las personas desde el deseo. Es decir, “quiero estar con mi pareja”, “me apetece ver a mi mejor amiga”, “me gustaría que me acompañasen”, en lugar de “necesito estar con mi pareja”, “necesito que me acompañen” …
¿Cómo reconocemos la dependencia en uno mismo?
- No sentirse totalmente libre (las elecciones de tu vida pasarán por el filtro de esa relación).
- Deseo insaciable.
- Miedo anticipatorio de perder al otro.
- Identidad borrosa (no recuerdas cómo eras antes de haberte fusionado con esta persona).
- Sentimientos de posesión.
- Disminución del disfrute derivado de otra fuente (desinterés por otras relaciones y otras actividades).
- Idealización de la persona de la que somos dependientes.
- Sumisión, complacencia y evitación de conflicto con esa persona.
Sin embargo, desapegarse duele y asusta. Una manera de ser independiente emocionalmente es consolidar la idea de disfrutar de las relaciones dispuestos a asumir su pérdida. Si esta tarea se vuelve muy complicada siempre podemos buscar ayuda en la terapia psicológica, ya que de manera personalizada centrándose en el caso concreto se indaga en cada una de las creencias que mantienen la dependencia, dando herramientas de soporte para alcanzar la independencia emocional, que posteriormente nos será útil en otras relaciones.
Técnica de ayuda:
- Realizar listas de liberación personal: haz un listado de personas que son “imprescindibles” en tu vida, y averigua el por qué. Por ejemplo, por miedo, inseguridad. Ordénalos por grado de dificultad. Comienza con el menor grado de dificultad a actuar sin su ayuda. De esta manera te demostrarás a ti mismo que eliges contar con esa persona, pero no los necesitas. Tu autoestima aumentará y la relación será mucho más satisfactoria.
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Por: Irene Ampuero López
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